El Grupo de Acción Feminista promovió una caravana vehicular en Managua, el fin de semana pasado, exigiendo justicia ante la creciente ola de femicidios y violaciones contra niñas y mujeres, hechos que han aumnetado en contexto de pandemia.
La Caravana por las Niñas fue acompañada con la consigna de "las niñas no se tocan, no se violan, no se matan", las cuales fueron marcadas con tinta blanca en los ventanales de los vehículos antes de salir por las calles.
La manifestación también fue motivada por los más de 57 femicidios registrados durante lo que va del 2020, "porque en menos de 24 horas tres mujeres han sido asesinadas en manos de hombres, y en las últimas dos semanas, niñas en distintas zonas del país han sido víctimas de violencia sexual y asesinadas por la violencia machista", según el comunicado de las organizadoras de la caravana.
El Grupo de Acción Feminista también considera que estos femicidios "son crímenes que además cuentan con una enorme tolerancia tanto social como estatal, alentados por la impunidad, pero también por la revictimización de las mujeres, dónde priman los sesgos descalificadores y culpabilizadores hacia las víctimas".
Uno de los últimos crímenes contra dos niñas de 10 y 12 años ocurrió en una comunidad del municipio de Mululukú, en el Caribe Norte de Nicaragua. El asesino violó y asesinó a una niña y luego mató cruelmente a la hermana de la primera.
Según el Grupo de Acción Feminista, este acto criminal está siendo manipulado por el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo como pretexto para reformar el Código Penal y la Constitución del país para instaurar la pena perpetua en Nicaragua y quitar el límite de cárcel, que actualmente tiene como máximo 30 años.
La organización además denunció que "en Nicaragua el Estado nos reprime, nos estigmatiza, no nos da garantías y condiciones para vivir vidas libres de violencia, ni en nuestras comunidades, ni en nuestras casas, ni en nuestros espacios de trabajo". "Suceden los feminicidios cuando el Estado, a través de sus instituciones no realiza sus funciones para prevenirlos, evitarlos y sancionarlos",
Entre el jueves 17 y el viernes 18 de septiembre (24 horas), en diferentes regiones de Nicaragua se registraron tres asesinatos de mujeres. La mañana del jueves se conoció el femicidio de Elisa Flores Rivera, de 22 años, asesinada aparentemente por estrangulamiento en la comunidad de Ayapal, jurisdicción del municipio de San José de Bocay, en Jinotega. Rivera tenía siete meses de embarazo y se dedicaba a la venta de ropa usada.
Horas después, se encontró el cuerpo sin vida de Erlinda García, de 45 años, asesinada por arma blanca por un par de sujetos desconocidos, en Nueva Guinea, Caribe Sur. Se presume que García fue asesinada cuando atendía su bar en la comarca Masayita.
Mientras daban el último adiós a la joven embarazada, en la capital se conoció la muerte de Isolda Cáceres, de 35 años, encontrada sin vida, bajo circunstancias desconocidas, en su casa, en el barrio Los Rieles, Distrito VI de Managua.
"La ola de violencia se ha desatado en este país, mas que todo en estos últimos días. No queremos estar contando cifras, queremos que todas tengan por igual derecho a vivir. Los movimientos feministas estamos enardecidos ante la ola de violencia que está creciendo", manifestó Martha Flores, integrante de la organización Católicas por el Derecho a Decidir, la oenegé que ha registrado 57 femicidios en lo que va de este año,
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Nicaragua emitió un comunicado oficial este 19 de septiembre en el que muestra su alarma y profunda preocupación por la escalada de violencia que se ha desatado contra las mujeres y la niñez en el país, que como últimas víctimas fatales tiene a dos niñas y tres mujeres que murieron violentamente después de ser abusadas sexualmente.
«El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, manifiesta su profunda preocupación por los crímenes y violaciones sexuales a niñas y adolescentes que se están registrando en el país, especialmente lamentamos el asesinato de las niñas de 10 y 12 años de la comunidad Lisawé, en el municipio de Mulukukú, de la Costa Caribe Norte de Nicaragua», cita el comunicado.
Asimismo, la institución de atención a la niñez de la ONU dice que «hace un llamado con sentido de urgencia y alarma a las autoridades competentes y a la sociedad en general a tomar acciones para detener todo tipo de abuso y violaciones en contra de las niñas, los niños y adolescentes de Nicaragua. Abogamos especialmente porque las instancias partes de la ruta de acceso a la justicia actúen, a fin de que todos los crímenes y delitos cometidos, sean investigados, procesados y condenados oportunamente».
La socióloga Teresa Blandón explicó que la violencia hacia las mujeres y niñas ocurre “por la prevalencia de una cultura machista que naturaliza y reproduce prácticas sexistas, en donde los niños/hombres y las niñas/mujeres reciben una educación para la desigualdad en todos los ámbitos de la vida: las normas morales, la sexualidad, el ejercicio de poder y la toma de decisiones, el dinero”.
“(...) la deshumanización de algunos hombres, que terminan por considerar los cuerpos de las niñas y de las mujeres como objetos inermes, de desecho. Estos hombres han perdido la capacidad de razonar, pero también de sentir”, explicó.
La violencia contra las niñas en Nicaragua va en contra de las siguientes medidas:
Medida número 7: Garantizar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, sin ningún tipo de discriminación, las oportunidades para tener una vida libre de pobreza y de violencia, la protección y el ejercicio de derechos humanos, la disponibilidad de opciones, y el acceso a la salud, la educación y la protección social;
Medida número 16: Garantizar a niños, niñas, adolescentes y jóvenes las oportunidades y capacidades para una sana convivencia y una vida libre de violencia, mediante estrategias intersectoriales que incluyan actuar sobre los determinantes que dificultan la convivencia y promueven la violencia, que brinden una formación que promueva la tolerancia y el aprecio por las diferencias, el respeto mutuo y de los derechos humanos, la resolución de conflictos y la paz desde la primera infancia, y aseguren la protección y el acceso oportuno a la justicia de las víctimas y la reparación del daño;
Medida número 57: Hacer efectivas las políticas adoptadas y tomar medidas preventivas, penales, de protección y atención que contribuyan a la erradicación de todas las formas de violencia, incluida la esterilización forzada, y estigmatización contra las mujeres y las niñas en los espacios públicos y privados, en particular los asesinatos violentos de niñas y mujeres por motivos de género, asegurando el acceso efectivo y universal a los servicios fundamentales para todas las víctimas y sobrevivientes de la violencia basada en género y prestando especial atención a las mujeres en situaciones de mayor riesgo, como las mayores, embarazadas, con discapacidad, grupos culturalmente diversos, trabajadoras sexuales, que viven con VIH/SIDA, lesbianas, bisexuales, transexuales, afrodescendientes, indígenas, migrantes, que residen en las zonas de frontera, solicitantes de refugio y víctimas de trata, entre otras;
Medida número 58: Reafirmar el compromiso y la voluntad política de América Latina y el Caribe, al más alto nivel, de combatir y eliminar todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres, incluida la violencia intrafamiliar, el femicidio/feminicidio y promover activamente la sensibilización sobre la implementación de la perspectiva de género entre los aplicadores de justicia;
Ver más